Iniciativas y Proyectos que Promueven el Maíz Criollo en México

El maíz, base de la alimentación mexicana y símbolo de su identidad cultural, ha sido cultivado en diversas variedades criollas que reflejan la riqueza biológica y cultural del país. Sin embargo, la modernización agrícola y la preferencia por híbridos comerciales han puesto en riesgo estas variedades tradicionales.
Afortunadamente, en México han surgido múltiples iniciativas gubernamentales y privadas dedicadas a promover la siembra, conservación y consumo del maíz criollo, resaltando su importancia para la salud y el medio ambiente.
La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) implementó el PROMAC con el objetivo de conservar y recuperar las razas y variedades de maíz criollo en sus entornos naturales. Este programa, vigente de 2009 a 2015, brindó apoyos a agricultores para mantener prácticas tradicionales de cultivo y preservar la diversidad genética del maíz. Aunque el PROMAC concluyó, sus acciones fueron integradas en el Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible (PROCODES), continuando así con la labor de conservación in situ de estas variedades nativas.
La CONANP y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) desarrollaron acciones complementarias al PROMAC para fortalecer la conservación de los maíces nativos y su agrobiodiversidad asociada. Estas acciones incluyeron la sistematización de información sobre las diferentes razas de maíz cultivadas en Áreas Naturales Protegidas y el fortalecimiento de capacidades en comunidades agrícolas. El enfoque se centró en conservar no solo las variedades de maíz, sino también los sistemas agrícolas tradicionales que las sustentan, como la milpa.
Fundación Produce ha sido clave en la promoción del maíz criollo. Por ejemplo, en colaboración con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), desarrolló un proyecto integral en la Ciudad de México para procesar maíz criollo. Este proyecto benefició inicialmente a 300 hectáreas, con la expectativa de duplicar esta superficie en un año, proporcionando a los productores tecnología y apoyo financiero para mejorar la productividad y calidad del maíz criollo.
Diversas alianzas entre agricultores y empresas han surgido para revalorizar el maíz criollo en el mercado. La Fundación Tortilla, por ejemplo, promueve el uso de maíces nativos y agroecológicos en la elaboración de tortillas nixtamalizadas, resaltando la conexión del campo a la mesa y fomentando prácticas agrícolas sostenibles. Estas iniciativas buscan ofrecer productos de alta calidad que respeten las tradiciones culinarias mexicanas y beneficien a las comunidades rurales.
A pesar de los esfuerzos, muchas variedades de maíz criollo mexicano están en peligro debido a factores como la falta de rentabilidad y la competencia con maíces híbridos. Para enfrentar estos desafíos, se han propuesto medidas como pagos por servicios de conservación a productores, asistencia técnica para mejorar rendimientos y la creación de espacios de venta de productos elaborados con maíces criollos a precios justos. Estas acciones buscan incentivar a los agricultores a continuar cultivando estas variedades tradicionales y garantizar su permanencia en el tiempo.
El maíz criollo es fundamental tanto en la agricultura, como también en la gastronomía y cultura mexicanas. Chefs reconocidos, como Thalía Barrios de Oaxaca, han destacado la relevancia de utilizar maíces nativos en sus platillos, resaltando sabores auténticos y promoviendo la sostenibilidad. Estas iniciativas gastronómicas contribuyen a la revalorización del maíz criollo y fomentan su consumo en la sociedad urbana, creando una conexión directa entre el productor y el consumidor.
Al elegir tortillas y otros productos elaborados con maíz criollo, los mexicanos apoyan prácticas agrícolas sostenibles y contribuyen a la conservación de su patrimonio cultural y natural.

Dejar un comentario